La psiquiatría aborda el difícil desafío de entender cómo la cultura influye en los trastornos mentales

Prof. Germán Berrios

Durante la plenaria titulada “Psiquiatría y Cultura” en el Congreso Nacional de Psiquiatría de San Sebastián, el Profesor Germán Berrios, catedrático emérito de Epistemología Psiquiátrica de la Universidad de Cambridge, ha destacado la importancia de la cultura en la forma en que se entienden y gestionan los trastornos mentales. Berrios ha explicado que “los síntomas y los trastornos mentales no son solo fenómenos biológicos o psicológicos, sino que también están profundamente influenciados por el entorno cultural”.

Sin embargo, ha señalado que uno de los principales retos es la falta de una definición clara y operativa del concepto de cultura, lo que dificulta su estudio en la Psiquiatría. “Aunque se habla mucho sobre este tema, existe más retórica que ciencia sólida”, ha explicado, enfatizando la necesidad de avanzar en la investigación para comprender mejor cómo la cultura afecta la salud mental.

Durante su intervención, ha explorado cómo el concepto de cultura —entendido como un conjunto de creencias, valores, y normas sociales— afecta tanto la definición de los síntomas como la forma en que las sociedades gestionan las enfermedades mentales. “Los trastornos mentales no son únicamente fenómenos que pueden explicarse desde la biología o la psicología individual”, ha señalado Berrios, quien ha añadido que “el entorno cultural también juega un papel decisivo en cómo los definimos y tratamos”.

Además, ha profundizado en cómo la cultura no solo moldea la percepción social de los trastornos mentales, sino que también influye en las respuestas médicas, sociales y políticas hacia estos problemas. Según Berrios, en algunas culturas, lo que podría considerarse un comportamiento normal en una sociedad, puede verse como un trastorno en otra. Este punto clave abre un debate sobre la universalidad de los diagnósticos psiquiátricos y la necesidad de adaptar los tratamientos según el contexto cultural.

A pesar de su importancia, Berrios ha advertido que el estudio de la relación entre cultura y psiquiatría sigue siendo un desafío. “No tenemos una definición operativa de ‘cultura’ que sea lo suficientemente clara para aplicar de forma rigurosa en la investigación científica”, ha afirmado. Este vacío en la definición de cultura complica el análisis científico del impacto cultural en la Psiquiatría. Ha comentado que, aunque se ha hablado mucho sobre el tema, “la falta de herramientas precisas para medir estos efectos ha generado más discurso teórico que evidencia científica”.

Finalmente, Berrios ha concluido que, aunque el campo sigue lleno de preguntas sin respuesta, hay un creciente interés por avanzar en la investigación sobre cómo la cultura afecta la salud mental. Ha enfatizado que este es un ámbito que requiere más estudios para poder ir más allá de la retórica y construir una base científica sólida que permita entender de manera más completa cómo el contexto cultural moldea nuestra experiencia de los trastornos mentales.